
Resulta que el marido de esta señora era muy exigente, así como quería que ella se trague todo también quería que se mantenga en línea. Y es ahí donde ella encontró la veta para zafar del hombre.
A escondidas empezó a comer y a engordar. Ella le dijo que era por la cantidad de semen que ingería a diario.
Desde ese día surgió el mito, aún vigente, de que el semen engorda, algo totalmente descabellado y sin lógica, inventado por una inteligente mujer que todavía no le podía decir que no a su marido.
Por lo menos sirvió para que esta señora se escabullese de las peticiones de su marido quien prefirió preservarla bella antes de seguir dándole tanto de mamar.
1 comentario:
y tengo oido tb que una racion de semen previene el cancer... ^^ todo depende de si te gusta la leche o no!
un saludillo Ingrid, un placer!!
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